SATE, en sus siglas en español, significa Sistema de Aislamiento Térmico por el Exterior. Como no es la única denominación posible, tenga en cuenta que puede ser también vendido como EIFS (denominación americana) y ETICS (denominación europea). Para no confundir, usaremos en todo momento SATE.
En los tiempos que corren, los usuarios queremos casas cómodas, donde poder controlar temperatura, humedad y gastos eléctricos. Las normativas sobre construcción y rehabilitación van dando pasos para conseguir una vivienda cada vez más respetuosa con el medio, amable con sus habitantes y en equilibrio con el territorio que ocupa.
El SATE cumple con las normativas actuales, se impone más y más en el mercado, y es una aportación que hace de nuestras casas un ámbito más sostenible. Aprovecha mejor el calor y nos aísla convenientemente del exterior, de forma que nuestra factura de calefacción/refrigeración se verá disminuida.
Elija siempre profesionales para que revisen su caso concreto y para las obras.
El
sistema SATE no reviste especiales dificultades para quien domina su instalación y control posterior.
Generalmente, el
sistema SATE es aplicable en cualquier fachada. Solo ha de revisarse su estado y los materiales empleados en ella.
Una vez diagnosticada, se fija un aislante con materia adhesiva y mediante anclajes. Se recubre con capas de mortero que son reforzadas con una malla. Finalmente, se recubre todo con un acabado personalizable. Ha de tenerse en cuenta que el SATE conforma un paquete, los distintos materiales vienen preparados para ser unidos en el mismo lugar. No es un retal de materiales distintos. Por eso, siempre será instalado por profesionales.
Como ve, es un sistema exterior, que reduce las molestias de la obra e impide que la vida hogareña se resienta. Le beneficia de múltiples maneras. Una es la eficiencia energética que trae consigo. Al aislar, la casa aprovecha mejor el calor y resiste a variaciones térmicas, que podrían producir condensación y moho.
La calefacción trabaja a un ritmo más bajo, pues las paredes irradian parte del calor exterior. Pero también ayuda a los sistemas de refrigeración, pues ese calor tarda más en entrar en el hogar. El calor generado dentro, en tiempo de frío, tarda en desvanecerse. La factura de luz baja y el ambiente se mantiene estable, en cuanto calor y humedad.
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